domingo, 11 de agosto de 2013

Anna Karenina

“ Cualquier expresión, por insignificante que fuera; cualquier matiz de su voz; todos los movimientos de sus labios, de sus ojos, de sus manos tenían un significado para él: parecían encerrar una súplica, una afirmación de confianza, una tímida expresión de afecto, y hasta una promesa de amor…”
-Ana Karenina, Tolstoi


Lo admito de no ser por la película ¡ni enterada de que existía un libro!
Si bien existen varias adaptaciones al cine de esta novela definitivamente me quedo con la del 2012, por el simple echo de que Aaron Taylor-Johnson la protagoniza.

-Libro-

Ventajas de ser invisible



Regreso Al Futuro

Buscar la misma pareja en diferentes personas, quedarse anclada en “aquella” relación, problemas de roles…

Sabéis lo que es un déjà vu, ¿verdad? Esa sensación de “esto ya lo he vivido” es a la que llegan muchas parejas en sus relaciones. ¿Por rutina? No, ¿por costumbre? No, ¿porque conoce mucho a su pareja? No… Lo sienten porque en el fondo es como si hubiesen salido con esa persona antes. No me refiero a en una vida pasada o algo de eso sino en anteriores relaciones. Sorprende encontrar a gente que, sin darse cuenta, sale una y otra vez con clones.

Hay gente a la que esto le pasa porque busca siempre las mismas cualidades en su pareja, a pesar de que esas cualidades no han hecho que funcionen anteriores relaciones, y entran en un bucle un tanto peligroso.

También puede ser un caso de “problema de roles” ya que hay gente que adopta un rol inconscientemente, como por ejemplo:

Rol madre/padre: Estas personas buscan en su pareja a alguien que les necesite, que busque estar con ellas, que les cueste separarse de su lado, que quieran hacer todo en pareja, que dejen que les cuiden y mimen.
Rol niñas/os: Buscan lo contrario, alguien que les proteja, que estén pendientes, que les cuiden, que les mimen y que tomen las decisiones por ellas en algunos casos.
Rol adulto: No buscan ninguno de los roles anteriores sino parejas de su mismo rol para mantener una relación de pareja adulta.

Todas querríamos e incluso a veces pensamos y justificamos que somos adultas pero, si nos miramos bien, si observamos bien nuestras relaciones y nuestra actitud, descubriremos que hay más padres/madres y niñas/os entre nosotras de lo que sospechábamos.

¿Alguna de estas relaciones pueden funcionar? ¡Claro! En las que se junten madres/padres con niñas/os, por ejemplo, ya que se complementarán. Pero, normalmente, estos roles suelen juntarse con personas en rol adulto y terminan exigiendo que abandonen éste para convertirse en lo que ellos buscan y ahí tenemos el problema… No sé deciros cuántas veces he escuchado aquello de “no quiero ser como su madre que para eso ya tiene una”.

Y ya si hablamos de cuando se juntan dos papis… ¡¡Pufff!! ¡Eso echa chispas! ¡Discusiones y lucha de poder por doquier! ¿Y dos niños? Pues, como éstos, se lo suelen pasar muy bien al principio pero luego, al no haber nadie que ponga límites, suele terminar en pelea.

Pero también hay gente anclada en el pasado, en ESA relación que tuvieron y que dejaron escapar. Da igual que te dejaran o le dejaras ya que la consecuencia es la misma: ya no está contigo. Y sin darte cuenta vuelves una y otra vez a buscar personas que, aunque sea inconscientemente, te recuerdan a él o a ella.

Sorprendentemente esa persona no sólo dejó huella en ti sino en tu entorno. Es esa persona que tu grupo de amigos recuerda con cariño, esa persona que tus padres y familia aún añoran a pesar de que haga años, muchos años… Es esa persona a la que de vez en cuando cotilleas en Facebook ya que esta red social rompió con esa norma que mucha gente ha tenido siempre establecida de “no volver a saber nada de ella/él”.

Pero, ¿es esto realmente cierto o eres tú el que has hecho que la memoria de esa persona sea tan potente? Probablemente, si lo piensas, sea la segunda opción…

Hay que aprender a cerrar puertas, a mirar hacia delante, a disfrutar del AHORA ya que, como decía el proverbio, “el pasado ya se ha ido, el futuro aún no ha llegado pero el presente está en tus manos”.

Si aquello que viviste te llama como un imán, cambia los polos, cambia la forma de recordarlo, no lo recuerdes con rencor pero tampoco lo añores. No compares a todas las personas con las que vayas a estar con esa imagen suya porque, en realidad, ya sabes que nunca encontrarás a nadie que cumpla todas esas expectativas ya que no hay dos personas iguales en este mundo (afortunadamente). Igual con esas comparativas lo único que estás haciendo es dejar escapar algo mejor.

Si te das cuenta de que estás en el rol de madre/padre o niña/o y lo que quieres es llegar a ese rol adulto trabájatelo, mira bien en tu interior, escúchate, conócete y cambia aquello que no te guste o que no te funcione. Y si no sabes cómo hacerlo, no lo dudes y pide ayuda.

Dejemos el pasado donde debe estar, comprobemos el condesador de fluzo, montémonos en el Delorean y ¡regresemos al futuro!

Por Marta G. sitio